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CAMBIAR…¿PARA QUÉ?

Por Carlos Otegui

Me costó elegir el nombre de la columna. Una colega amiga semanas atrás se alegraba (y se reía) de que por una vez pude ir directo al grano sin irme por las ramas. Una vez me preguntaron por qué me autoflagelaba. No tuve ni tengo respuestas. Sólo sé que a pesar de los cientos (¿miles?) de errores que he cometido y sigo cometiendo en mi carrera profesional y en mi vida sigo siendo muy autocrítico.

Cambiar… ¿para qué? Por estos días asistimos al enojo de Alfredo Casero en un set televisivo que se viraliza instantáneamente. Seguramente, en el minuto a minuto del rating situaciones de esta naturaleza ofrece un puntito más de rating. Panelistas ofendidos, gritos, enojos, broncas, exposiciones en nombre de un colectivo cada vez más extraño llamado “la gente”. Todo suma. Radio, TV, diarios, portales informativos. Polémica, enojos. Todo suma para mantener inalterable el status quo.

Podría hablar con nombres propios. Pero para ello se puede revisar cualquier nota de las que pululan por los sitios noticiosos en Internet, más serios o más burdos. No importa. La pelea no está instalada sólo en el Gobierno. Los opositores también se sacan los ojos. Poder por el poder mismo. ¿Soluciones? ¿Para qué? Si el stablishment y el sistema colocará el tamiz y raleará candidatos.

Cambiar… ¿para qué? Todos tienen soluciones pero no explican cómo. Quizás el peligroso Milei con su inquietante y tenebroso plan de dar más garrote y eliminar la educación pública reseñe algo parecido a un plan. Me parece un espanto. Pero debo reconocerle que al menos tira una idea, independientemente de mis gustos personales.

Cambiar… ¿para qué? Días atrás invité a un político local. Coincidimos en que el sistema no da para más. Criticaba que del otro lado no tiraban una idea. Desde su perspectiva, el gobierno nacional no es culpable de nada. Y como siempre, en el peronismo jamás hay culpabilidades ni responsabilidades propias. Siempre la culpa la tiene el otro.

Cuando se expusieron sobre la mesa algunas ideas prácticas, fácticas, para este político ninguna servía empíricamente por inaplicables para nuestra sociedad. Cambiar… ¿para qué? Aclaro que cada vez que hablo con alguien de Cambiemos o Juntos por el Cambio o el nombre que elijan para la próxima feria electoral, la sensación es similar al de la charla con el peronista/kirchnerista.

En síntesis, cambiar… ¿para qué? ¿Intentar algo diferente? ¿Más peronismo? ¿Más Estado? ¿Privatización a la Menem? ¿Aumentar gasto público cuando no recaudamos? ¡Vótenme!!!!! No tengo la más puta idea de lo que vamos a hacer, pero vótenme, porque tenemos que mantener el sistema que supimos conseguir.

La acusación en los espacios públicos es que todos se quejan por quejar y que no se plantean ideas. Pido disculpas. Arrojé al aire algunos tips que no recuerdo se hayan aplicado en la Argentina. “No sirven”, “son ridículos”, “deja de joder con ideas socialdemócratas en un país como el nuestro, son impracticables”, y así seguimos con las negativas. No son ideas nuevas. Son medidas que se aplicaron (bien y transparentemente) en otros países y dieron resultados.

Cambiar… ¿para qué? Hay ideas. Que no se quieran escuchar es otra cosa. Quizás Casero no esté tan equivocado. Miren si un día logramos una calma suiza de ¡un año! Olvidate. ¿Cómo conseguiríamos un punto más de rating? O lo que es peor, ¿cómo haríamos para mantener un sistema pernicioso para todos y que, paradójicamente, nos sigue dando de comer a (casi) todos en el día a día.

Carlos Otegui

Conduce Deberías Saber Por Qué

Sábados de 10 a 13 en Data Digital (105,1)

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