Este trastorno no es solo un síntoma temprano de dicha enfermedad neurodegenerativa, sino que se trata de un factor que puede aumentar el riesgo de padecerla. Según una nueva investigación, que utilizó datos de más de 1,4 millones de ciudadanos daneses, un diagnóstico de depresión en la edad adulta podría duplicar el riesgo de desarrollar demencia en la vejez.
En el estudio, que fue publicado en la revista JAMA Neurology, los participantes fueron seguidos entre 1977 y 2018, según narró la autora principal de la investigación, la Dra. Holly Elser, epidemióloga y médica residente en neurología de la Universidad de Pensilvania.
“A menudo se piensa que la depresión en la edad adulta tardía es un síntoma temprano de demencia, y muchos estudios previos han conectado los dos”, dijo Elser. Pero el último estudio muestra una conexión entre el riesgo de demencia y los diagnósticos de depresión también en la edad temprana y en la mediana edad.
“El riesgo de demencia se duplicó con creces tanto en hombres como en mujeres con depresión diagnosticada y fue mayor para ellos que para ellas; además, el riesgo de demencia persistió independientemente de que la depresión se diagnosticara a una edad temprana, media o avanzada”, informó el estudio.
“Nuestros resultados, por lo tanto, proporcionan una fuerte evidencia de que la depresión no es solo un síntoma temprano de demencia, sino que también aumenta el riesgo de padecerla”, dijo la médica.
Y agregó: “Existe una clara necesidad de futuras investigaciones que examinen los posibles mecanismos que relacionan la depresión en la edad adulta con la aparición posterior de la demencia”.
Los resultados
El estudio, realizado a ciudadanos daneses, algunos con depresión y otros no, encontró “una asociación positiva persistente cuando el diagnóstico de depresión precede al de demencia por más de 20 años y cuando la depresión se diagnostica en una etapa temprana o media de la vida. Estos resultados sugieren que la depresión se asocia con un mayor riesgo de demencia”, afirmaron.
Otra de las conclusiones fue que el riesgo de demencia se duplicó en los hombres. “Una posible explicación de este hallazgo es que es menos probable que ellos busquen atención médica en comparación con las mujeres. Los síntomas depresivos entre los hombres pueden, por lo tanto, reflejar una enfermedad más grave en el momento del diagnóstico, lo que aumenta el riesgo aparente de demencia asociada con la depresión en comparación con la probabilidad en las mujeres”, señaló el estudio. Esto apoya la idea de que se debe considerar los factores de riesgo de demencia en hombres y mujeres por separado porque puede haber diferentes mecanismos involucrados.
“El mayor riesgo de demencia asociado con el diagnóstico de depresión plantea la intrigante pregunta de si el tratamiento eficaz de la depresión podría modificar el riesgo de demencia. Aunque los hallazgos fueron similares entre los que fueron y no fueron tratados con un antidepresivo dentro de los 6 meses posteriores a su diagnóstico de depresión, nuestro análisis no considera la duración o la efectividad del tratamiento, ni pudimos identificar a las personas que recibieron terapia conductual”, indicaron en el estudio.
Finalmente, encontraron una asociación persistente aunque atenuada entre la depresión y la demencia entre aquellos con trastorno de ansiedad de base o trastorno por uso de sustancias.
“No pudimos examinar la modificación del efecto por los trastornos de personalidad, los intentos de suicidio, el trastorno bipolar o de estrés (incluido el estrés postraumático) debido al pequeño número de diagnósticos de demencia dentro de estos estratos. Como varios trastornos psiquiátricos se han asociado previamente con la demencia, las implicaciones de los diagnósticos psiquiátricos concurrentes para el riesgo de demencia son un tema importante para futuras investigaciones”, manifestaron.
Sus autores dijeron que los datos del registro, sin embargo, limitaron su capacidad para caracterizar con precisión la resolución y la recurrencia de la depresión o su gravedad a lo largo del curso de la vida, los cuales pueden influir en el riesgo de demencia.
“Debido a que la depresión es extremadamente frecuente y se asocia con costos individuales y sociales significativos, el tratamiento efectivo de los síntomas depresivos debe ser una prioridad, independientemente de si existe riesgo de demencia más adelante en la vida”, dijo Elser.