La imagen de Lionel Messi descendiendo del avión que transportó al seleccionado argentino desde Qatar hasta el aeropuerto de Ezeiza, con la Copa del Mundo en sus manos y la medalla de campeón colgando de su cuello, será una muy especial dentro de otras tantas que pasarán a la posteridad como la del propio capitán besando ese trofeo dorado que inmortalizará una conquista del fútbol nacional que será incomparable en el devenir de los tiempos.
“El Gran Regreso”, la obra teatral del belga Serge Kribus que en la Argentina supo interpretar Alfredo Alcón, trata de un padre que se reencuentra con su hijo y no pueden congeniar el pasado de uno con el presente de otro.
Eso mismo le pasó a Messi con Diego Maradona tras la sucesión de frustraciones que castigaron a la selección nacional hasta el año pasado, cuando se consagró campeón de América, y que se revirtió absolutamente este 18 de diciembre con una Copa del Mundo que dejó atrás ese auténtico dolor deportivo para disfrutar de un presente inigualable y un futuro imaginable de absoluta felicidad cada vez que este seleccionado en el que Messi seguirá “un tiempo más”, pise un campo de juego.
Los tres primeros fueron Lionel Messi con la Copa del Mundo y la medalla de campeón, detrás el entrenador Lionel Scaloni y terciando el presidente de la AFA, Claudio Tapia.
El resto del plantel se trasladó por la alfombra roja y empezó a sonar el tema de La Mosca, “Muchachos…”, interpretada por el grupo liderado por Guillermo Novellis, mientras que la gente cantaba “dale campeón”.
Los jugadores siguieron avanzando, pasaron por una arcada que decía “Gracias campeones” y se subieron al ómnibus descapotable que los trasladó hasta el predio de la AFA.
Allí empezaron los futbolistas a hacer “pogo” y cantar, mientras La Mosca seguía entonando el himno futbolero que distinguió a los argentinos en esta Copa del Mundo.
Los que se pusieron al frente del grupo sobre el techo abierto del ómnibus fueron Tapia y Scaloni, que antes de subirse al vehículo fue palmeando en la espalda a cada uno de sus dirigidos como si estuvieran a punto de jugar un partido.
Pero lo mejor estaba por venir.
En realidad un pequeño anticipo de lo que va a suceder después del mediodía de hoy, cuando los futbolistas y el cuerpo técnico se vuelvan a subir al descapotable para trasladarse hasta el Obelisco.
Es que la multitud, integrada por decenas de miles de personas, agolpada a la vera de la autopista Ricchieri hizo que los 10 minutos que normalmente dura el traslado entre el aeropuerto y el predio de AFA se demorara una hora y cuarto.
Mucho más de esos 20 minutos exactos que pasaron entre que la delegación descendió del avión, transitó por una alfombra roja y se subió al ómbibus descapotable desde el que los futbolistas, con Messi a la cabeza, interactuaron con los hinchas, como para ir calentando motores rumbo a una larga jornada de martes en la Argentina con Feriado nacional incluido.
La multitud agolpada a las 4 de la madrugada fue la primera y muy fuerte imagen que recibieron los jugadores por un logro del que seguramente todavía no tomaron real conciencia.
Pero el impacto los llevó a tomar sus celulares y filmar, y filmarse, haciendo un pasamanos con la Copa del Mundo, interactuando con los hinchas y mostrando en sus semblantes la perplejidad, el asombro y la emoción que los embargaba.
Y si no imaginaban los futbolistas lo que sucedió esta madrugada, seguramente habrán empezado a hacerlo sobre lo que sucederá dentro de ocho horas, cuando una multitud inabarcable intente asir para siempre el fugaz paso de Lionel Messi en particular y el resto de la Selección en general, con Scaloni incluido.
Y para ello seguramente será importante lo que les contarán en el desayuno que tendrán dentro de unas pocas horas con los familiares que no viajaron a Qatar y los esperaron en un hotel cercano al predio de Ezeiza, donde los podrán visitar a media mañana de este martes.
La nota de color del trayecto la dieron Messi, De Paul, Di María, Paredes y Otamendi, quienes se sentaron en un momento en la parte trasera superior del vehículo que los transportaba y que estaba más elevada, y de pronto sus cabezas fueron derecho hacia un tendido eléctrico del que debieron protegerse con sus manos para que no golpeara sus cabezas de lleno, aunque Paredes no reaccionó tan rápido como sus compañeros y terminó perdiendo la gorra que lucía.
“Brilla, ¿no? En un rato nos vemos”, escribió el Alejandro “Papu” Gómez en sus redes sociales mirando extasiado el trofeo en sus manos.
Pero el posteo en redes sociales que hizo el “Dibu” Martínez en el vuelo de regreso desde Qatar, acompañado de Tagliafico, Dybala, Guido Rodríguez, Marcos Acuña, Pezzella, Rulli y el arquero juvenil de Tigre que acompañó al plantel, Federico Gomes Gerth, todos luciendo gafas oscuras, fue un preanuncio de lo que ocurrirá cuando salga el sol de este martes 20 de diciembre.
Porque seguramente van a necesitar de esos anteojos para evitar horas y horas de exposición a los estivales rayos solares en el largo recorrido desde el predio de AFA hasta el Obelisco porteño.
Esos 30 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta que también harán historia en la Argentina, porque promete ser la recepción más grande que pudo recibir una delegación deportiva en el país. Y la entronización definitiva de un ídolo popular que tendrá su lugar en el Olimpo de los más grandes por siempre: Lionel Messi.