La Organización Meteorológica Mundial (OMM) considera que 2022 fue tan malo como se preveía: los niveles globales de calor y acidez de los océanos alcanzaron máximos históricos y el derretimiento de los glaciares fue récord, mientras que las inundaciones, sequías y olas de calor azotaron a todo el mundo, según el informe del organismo de la ONU sobre el Estado del clima mundial el año pasado.
“Las emisiones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar y el clima sigue cambiando, mientras que las poblaciones de todo el mundo continúan viéndose gravemente afectadas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos”, alertó el Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas.
La cantidad de dióxido de carbono (CO2) y metano en el aire fueron las más altas de las que se tenga registro, los glaciares Se redujeron 1,3 metros en un año y, por primera vez en la historia, la nieve de los Alpes Suizos se derritió por completo en la temporada de deshielo estival, según el informe de la ONU al que accedió Télam.
Un globo meteorológico suizo registró 0 °C a una altitud de 5.184 metros el 25 de julio, la línea de cero grados más alta de los últimos 69 años y la segunda vez que la altitud de la línea de cero grados supera los 5.000 metros. En la cima del Mont Blanc -el pico más alto de Europa- se registraron nuevos récords de temperatura.
Los primeros registros mundiales de calor y otras condiciones meteorológicas son de 1850.
Lo que más preocupa a los expertos es que el deshielo de los glaciares y el aumento del nivel del mar -que volvió a alcanzar niveles récord en 2022- proseguirán durante miles de años.
En cuanto a la temperatura global, el período comprendido entre 2015 y 2022 fueron los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar del efecto de enfriamiento producido durante los últimos tres años por un episodio de La Niña, un enfriamiento temporal natural de partes del Océano Pacífico que cambia el tiempo en todo el mundo.
Taalas subrayó que en 2022 “la sequía persistente en África Oriental, las lluvias sin precedentes que azotaron Pakistán y las olas de calor que batieron récords en China y Europa afectaron a decenas de millones de personas, provocaron inseguridad alimentaria, impulsaron migraciones masivas y ocasionaron pérdidas y daños por valor de miles de millones de dólares”.
El año pasado fue casi el más caluroso jamás registrado, ocupando el quinto o sexto lugar en función de las técnicas de medición, con el Reino Unido, Francia, Irlanda, Portugal, España, Bélgica, Luxemburgo, Italia, Alemania, Suiza y Nueva Zelanda registrando sus años más calurosos.
China sufrió la ola de calor más extensa y duradera desde que se iniciaron los registros en el país, ya que se prolongó desde mediados de junio hasta fines de agosto y dio lugar al verano más cálido del que se tiene constancia por un margen de más de 0,5 grados centígrados. También fue el segundo verano más seco jamás registrado.
En África oriental, la sequía causó estragos, con precipitaciones por debajo de la media durante cinco estaciones de lluvias consecutivas, algo que jamás había ocurrido en los últimos 40 años.
En enero de 2023 se estimaba que más de 20 millones de personas se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria en la región, a causa de los efectos de la sequía y otras perturbaciones.
Las lluvias récord de julio y agosto provocaron graves inundaciones en Pakistán, que dejaron más de 1.700 víctimas mortales, afectaron a 33 millones de personas y ocasionaron casi 8 millones de desplazamientos.
Se calcula que el valor total de los daños y las pérdidas económicas ascendió a 30.000 millones de dólares.